La elefanta presenta una desmejoría en su estado de salud, manifestándose también por momentos señales de deterioro y dolor. Se le brindaron calmantes, no obstante se evidencia un cuadro irreversible de su situación, de acuerdo al análisis de los especialistas.
Se la mantiene hidratada y aislada térmicamente dentro de una carpa, con mantas y calefacción de exteriores. Sus cuidadores y el personal veterinario que la ha asistido todos estos días, la acompañan a sobrellevar este difícil momento.
La elefanta Pelusa padece desde hace 5 años una enfermedad (pododermatitis crónica) en sus patas traseras. Esto es común en elefantes que se encuentran en cautiverio, y se origina por la imposibilidad de poder caminar grandes distancias, como debería hacerlo un animal de su especie en condiciones de libertad.
A raíz de esta afección, Pelusa hacía dos años que no se recostaba a dormir, ya que esta enfermedad -entre otras cosas- le genera la imposibilidad de poder levantarse por sus propios medios. Es por ello que el animal descansaba de pié, lo cual le generó un gran cansancio a lo largo del tiempo.
En 2017, por primera vez en su vida se le realizó un estudio de alta complejidad para diagnosticar más profundamente su estado de salud.
A su vez, con el objetivo de poder brindarle una mejor calidad de vida, en los últimos dos años se colocó un piso de goma y calefacción en su recinto. También se amplió al doble el tamaño del ambiente exterior para poder promover su movilidad y se estableció una estricta dieta, lo que le generó un aumento en su peso de 250 kilos.
Todas las actuaciones desarrolladas por los especialistas y el personal interviniente en el cuidado de Pelusa han sido comunicadas a la Fiscalía especializada en maltrato animal, a cargo del Dr. Marcelo Romero; la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires a cargo de Guido Lorenzino; y la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, a cargo de Florencia Barcia.