"Cualquier joven desde el celular podrá estar en línea con la enorme oferta que presenta el juego online, la población de alta vulnerabilidad recibirá mensajes ambiguos y peligrosos. ¿Cómo recibe un chico en esta situación que el Estado, en vez de pensar en su capacitación y en su primer trabajo, le ofrezca 'timba' como posible solución a su vida?", cuestiona el documento.
Al respecto, dialogó con El Termómetro el monseñor Fernando Maletti, obispo de Merlo y Moreno, quien sostuvo que el documento "es una mirada pastoral y una mirada de mucha misericordia hacia miles de jóvenes" y aseguró que "llama la atención el cambio de la gobernación, cundo ya se había manifestado en contra del juego, incluso con acciones concretas".
En tanto, problematizó sobre la realidad de la juventud de los barrios y el impacto que la medida podría tener sobre los mismos. "Muchos jóvenes viven en las periferias donde no entra la economía del mercado y se instala una economía no monetaria, que muchas veces es la delincuencia", afirmó. En el mismo sentido sostuvo que "el Estado tendría que garantizar más la integración y el bienestar de las mayorías. Debe garantizar esparcimiento, deporte, calidad educativa y salud para todos".
En tanto, agregó que "todo joven es vulnerable aunque no sea pobre, porque está en una etapa de conformación. Hay que ofrecer propuestas que den perspectiva de realidad". En ese sentido, se refirió a la extensión del horario de venta de bebidas alcohólicas en costa bonaerense y manifestó que "bien sabemos que las adicciones no hacen bien, producen los fantasmas de la fantasía. El juego puede transformarse en ludopatía, y el consumo de alcohol en alcoholismo. Hay que manejarlos como si fuésemos papás de miles de corazones anónimos".
A pesar de las críticas, Maletti afirmó que "hay abundante comunicación entre el Gobierno y la Iglesia, el pueblo de Dios en marcha. No solo los obispos, la Iglesia está dentro del Gobierno". En tanto, el documento concluye. "La situación social y económica por la que atraviesa la provincia de Buenos Aires demanda que las atenciones de los barrios más pobres tengan políticas públicas que promuevan el desarrollo integral de los jóvenes y de la familia, y que no se convierta cada casa en un casino".