Pero claro todos sabemos que hay un gran negocio detrás de todo esto, del cual participan dirigentes, políticos, altos funcionarios policiales y barras, por eso se complica cortar con esta corrupción. Desde vender entradas de más o mellizas, hasta facturar por 1.000 policías y enviar al estadio la mitad llevando ese sobrante a los bolsillos de funcionarios, todo un negocio redondo, que da como resultado la muerte de un hincha y varios heridos.
Pero claro todo se olvida, el tiempo borra estas heridas de un estado ineficaz para proteger a sus ciudadanos, cosa que vemos habitualmente con la muerte de un ciudadano víctima de la inseguridad, un policía abatido en un enfrentamiento etc.
Para colmo la actuación de la policía, que está claro no actúa sola, recibe órdenes, dejo mucho que desear por el grado de represión descontrolada que nos obliga a revisar la preparación de los efectivos y cuestionar a los responsables de su formación y capacitación.
Para colmo se intenta cambiar el foco a la interna que vive hoy el Frente de Todos, pero esto no es así hay un problema de fondo “la policía no está preparada para estas situaciones”, el policía no recibe un plan estratégico o protocolo para actuar, tampoco lo tiene a la hora de combatir el delito en la calle, están a la buena de dios, ellos deben resolver ante el hecho por eso muchas veces las cosas salen mal y ahí les cae Asuntos Internos con toda la dureza de la ley, en los cursos de reentrenamiento los mismo instructores del dicen que se cuiden de arriesgar la vida y de terminar presos.
En este contexto es difícil garantizar seguridad a los Bonaerenses y esto pasa porque nadie nunca se hizo cargo de verdad, ninguno de los Ministros que ocuparon el sillón de calle 2, solo lo usan para crecer y hacer política, por eso Sergio Berni es uno más que dice yo no soy responsable y puede que tenga razón, quizás los responsables somos nosotros por no tener el coraje de decir basta.